lunes, 15 de octubre de 2007

Casa Farnsworth

Es una Vivienda unifamiliar de una sola sala, situada en la superficie plana de un prado entre grandes árboles. El lado habitado da al río Fos, que limita el terreno al Sur.

Las losas de la cubierta y del suelo cargan sobre una serie de pilares y las fachadas son de vidrio. Un núcleo central de madera contiene las instalaciones sanitarias y crea la separación entre la cocina, dos dormitorios y la sala de estar.
La casa se prolonga hacia el prado mediante una terraza y los niveles se comunican por medio de escalones. Las escaleras y la terraza son de placas de travertino de 2 x 3 pies. Las partes metálicas están pintadas de blanco. Los cristales van acompañados de cortinas de chantung crudo.

Actualmente residencia de fin de semana para un millorario distante, está adecuadamente amueblada pero suele estar desocupada, como un santuario Shinto bien conservado pero casi olvidado. (Según Kenneth Frampton ).

Esta vivienda posee un doble espacio intermedio o engawa : Por un lado la primera plataforma que se separa y cualifica con respecto al terreno circundante; por otro lado el espacio abierto en todo su perímetro, salvo en el suelo y techo, que es el ámbito ambiguo donde se produce la entrada. Es exterior pero está cubierto. Es interior pero no tiene ni cristales ni muros que lo contengan. El "engawa" participa de las cualidades de los espacios opuestos : interior y exterior ( del concepto del yin-yang donde los opuestos, en su equilibrio, configuran la definición del todo).
A su vez se eleva sobre el terreno como las casas japonesas, como las viviendas palustres, dando una sensación de liviandad, de ligereza, de temporalidad, y a la vez de impermanencia en el tiempo. Da la sensación de que fuera a estar ahí por un corto período de tiempo para luego desaparecer en el fondo del bosque, como si fuera una aparición que tensa el bosque y que hace que el vacío se llene de dicha tensión, sin perder de vista el fondo del bosque, dando la idea de penetración en la naturaleza buscando el momento o instante de la aparición del Kami , donde todas las percepciones se hacen relativas, donde se confunde el tiempo y el espacio en los ritmos generados por la percepción de los elementos seriados.
Esta casa, marcada fuertemente por los ritmos y las proporciones, se asienta con delicadeza oriental sobre el terreno, llevando las proporciones de la forma al mínimo de elementos : "Menos es mas", o "casi nada" o "... el vacío es lo que da utilidad".
La desmaterialización de los muros sugiere el recuerdo de las pantallas "shoji", en las cuales se han pintado las distintas formas del paisaje reflejado en los cristales. Cada una de estas visiones viene enmarcada por los ritmos de los ventanales, de las columnas, generando una secuencia de percepción de fragmentos del bosque .
El acceso a la casa, desde su única entrada en la zona sur, se realiza por medio de cuatro escaleras que dan acceso a una plataforma desplazada con respecto al cuerpo de la casa, marcando una asimetría en el acceso. El foco del acceso es el espacio cubierto que no está acristalado. Por tanto, la imagen que se mantiene durante el instante del acceso, es el fondo del bosque a través del espacio cubierto, que junto con las columnas y el suelo, lo enmarcan en una visión frontal del plano de acceso a la casa. Como si se tratara de un secuencia de planos que se van siguiendo en el proceso ritualizado de la subida al punto de entrada.
Esta falta de perspectivas ayudan a realizar una visión disociada de los elementos que configuran el espacio, percibiendo los límites espaciales como objetos autónomos que poseen sus ritmos y sus secuencias visuales.
El núcleo central de la casa, también realizado en madera, es el único elemento sólido y masivo existente en la casa . Evoca al tronco de madera de los rituales shintoistas, donde reside el espíritu del bosque; y la percepción del espacio circundante hace que se pueda sentir su presencia, como manifestación del instante en el cual se percibe el tiempo o del espacio, o lugar desde el cual se puede percibir el paso del tiempo.
El interior de la vivienda es un espacio "liberado de elementos muebles", como la casa japonesa, donde se intenta llegar al mínimo esencial. Todo es un espacio continuo, sin límites, donde los espacios se cualifican con la vivencia que de ellos se haga en cada instante . Es como si estuviera esperando a recibir la chispa de luz que necesita para convertirse de un lugar vacío, en un espacio en el cual la vivencia le diera esa tensión que le aporta el tiempo y el instante de percepción ( "ma" ).
La disposición espacial, abierta, invita a percibirla por medio del recorrido perimetral, llevando a la pérdida del sentido tridimensional del espacio hacia una percepción del espacio topológico donde ya no importan las formas y las dimensiones sino las relaciones que se generan en la secuencia de cada uno de los espacios. Este hecho vuelve a evocar la idea de impermanencia de las cosas debido a la relatividad de todos los elementos que configuran el espacio, la idea del continuo viaje y del continuo movimiento del ciclo vital, que hace percibir el recorrido para ver y sentir el fluir del espacio y del tiempo

2 comentarios:

Federico dijo...

es un sueño esa casa che

saludos

Unknown dijo...

http://zaantyago.blogspot.com/

che pasame tu msn que quiero hablar una cosa...nos vemos